Cuando hablamos de pares craneales, todos reconocemos rápidamente la secuencia de doce pares craneales, con sus fibras sensitivas y motoras. Empezando por el Par craneal I, Nervio Olfatorio y finalizando en el Par craneal XII, Nervio Hipogloso. Pero si hacemos un pequeño viaje por el Nervio Olfatorio, nos encontraremos una sorpresa.
El origen real del nervio olfativo lo encontramos en una parte de la mucosa olfatoria conocida como pituitaria amarilla; concretamente, en las células bipolares de la misma, de donde parten los componentes del nervio olfatorio. Esta área se encuentra en la parte superior de las fosas nasales.
A partir de las neuronas bipolares de la mucosa nasal se forman los nervios olfatorios que atraviesan la lámina cribosa del etmoides, haciendo sinapsis en el bulbo olfatorio con células, cuyos axones formaran el tracto y estrías olfatorias, terminando la mayor parte de las fibras en el lóbulo temporal.
Cualquier lesión en el trayecto del nervio puede producir ausencia de la capacidad olfativa (anosmia).
Puede estar producida por la alteración de la mucosa o traumatismos que afectan a las fibras que pasan por la lámina cribosa o procesos expansivos de la zona. Generalmente la pérdida de olor se combina con alteración gustativa secundaria.
Cerca del nervio olfativo se encuentra también otro par de nervios, que aunque no pertenece a los doce pares craneales, es también importante. Se trata del denominado “par cero” o “nervios terminales”.
El nervio terminal es considerado como un complejo de nervios de un sistema organizado de neuronas difusas, en las regiones laterales de la cavidad y tabique nasal.
Se proyecta hacia la parte más rostral del cerebro anterior. En su trayecto el nervio presenta uno o más ganglios pequeños, que contienen neuronas bipolares, unipolares o multipolares, esparcidas o distribuidas a lo largo de él.
Los dos tipos neuronales iniciales suponen función sensitiva y el tercero, una función motora (regulación de la musculatura lisa), relacionada con el control vasomotor en la región septal a la que suple.
Este nervio terminal, consecuentemente por su posición medial al nervio olfatorio, es el primero de los nervios craneales y se le ha asignado el número 0 en la terminología anatómica internacional, para no trastornar la numeración, lo que llevaría a un gran caos. Los pequeños nervios terminales se descubrieron después que los doce pares de nervios craneales principales habían sido numerados.
El nervio terminal sirve como conducto a lo largo del cual migra una población de neuronas, desde la placoda olfatoria (engrosamiento ectodérmico) hacia el área preóptica hipotalámica, neuronas que son esenciales para la función reproductora en ambos sexos.
CONCLUSIÓN:
Este nervio consta de finos filamentos parcialmente ramificados formando un plexo microscópico de fibras amielínicas en el espacio subaracnoideo, y se encuentra ubicado a lo largo del borde medial del bulbo y tracto del nervio olfatorio.
Considerando desde el área más ventro-basal del cerebro, este pequeño “nervio terminal” o par “craneal cero”, se debería sumar a los doce pares craneales, como otro elemento periférico relacionado sensorialmente con el septo nasal y con funciones de curso para la migración de neuronas estimulantes de la liberación de gonadotropinas.
Este nervio terminal, probablemente desde el punto de vista filogenético, sea un elemento separado de un antiguo nervio que comprendía estructural y funcionalmente varios nervios, entre ellos el olfatorio, el vómero-nasal y el terminal.
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