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Tu columna vertebral habla… ¿la estás escuchando?

  • Foto del escritor: Sandra Abella
    Sandra Abella
  • 6 may
  • 2 Min. de lectura

La imagen que acompaña este texto no es una ilustración, ni una animación digital. Es una disección real del cuerpo humano. Un vistazo honesto y profundo a la perfección con la que nuestro cuerpo ha sido diseñado: la columna vertebral, los músculos y los nervios se disponen en un equilibrio tan armónico, que cualquier alteración en su funcionamiento puede generar consecuencias importantes para la salud.

Y sin embargo, ese equilibrio se ve cada día más amenazado por un enemigo silencioso y cotidiano: los malos hábitos posturales.

Pasar horas frente a una pantalla, encorvado, con el movil con el cuello inclinado hacia adelante y la espalda en una posición antinatural, se ha convertido en parte de la rutina moderna.

Pero lo que para muchos parece una simple incomodidad momentánea, en realidad desencadena un conjunto de trastornos físicos y psicológicos que van afectar profundamente nuestra calidad de vida.


¿Qué pasa realmente dentro de tu cuerpo cuando mantienes una mala postura?


Degeneración de discos intervertebrales:

Mantener el cuerpo en una posición de estrés constante acelera el desgaste de los discos que separan las vértebras. Esto puede derivar en hernias discales y dolores crónicos que limitan el movimiento y la funcionalidad de la persona.


Compresión de raíces nerviosas:

Una columna desalineada puede presionar los nervios que emergen de ella, afectando la transmisión de impulsos eléctricos esenciales para el movimiento, la sensibilidad… ¡e incluso para el adecuado funcionamiento de tus órganos internos!


Hipoxia muscular:

El mantenimiento prolongado de posturas incorrectas genera un compromiso en la circulación sanguínea hacia los músculos, especialmente en zonas como cuello, espalda y hombros. Esta falta de oxigenación, conocida como hipoxia muscular, ha sido documentada por el Journal of Orthopaedic Research (2018) y está directamente relacionada con la aparición de dolor muscular persistente, inflamación crónica y debilidad funcional.

Al no recibir el oxígeno necesario, las fibras musculares pierden eficiencia, se fatigan con mayor facilidad y entran en un estado de tensión constante, generando un círculo vicioso de dolor y rigidez que puede perpetuarse durante meses si no se corrige la causa postural.


Aumento del riesgo cardiovascular:

Las malas posturas no solo afectan músculos y articulaciones: también comprometen el sistema cardiovascular.

Permanecer largos periodos sentado con una postura encorvada reduce el retorno venoso desde las extremidades inferiores hacia el corazón, lo cual puede generar acumulación de sangre, edemas y, con el tiempo, mayor riesgo de formación de coágulos, debido al enlentecimiento del retorno venoso..

Además, estudios como el publicado en el Journal of Physical Therapy Science indican que la compresión del área torácica y la disminución de la movilidad general, pueden elevar la presión arterial y alterar la frecuencia cardíaca, aumentando el riesgo de hipertensión y otros problemas cardiovasculares en personas aparentemente sanas.


Impacto psicológico:

Tu postura también afecta tu mente. Un artículo de Health Psychology revela que las personas con posturas encorvadas tienen mayor riesgo de padecer síntomas depresivos y menor autoestima, lo que puede afectar sus relaciones sociales y su productividad.


Recuerda:

"Tu cuerpo no está diseñado para permanecer estático y encorvado".

Moverse con regularidad, adoptar posturas ergonómicas, fortalecer la musculatura postural y ser consciente del cuerpo son acciones clave para proteger este maravilloso sistema que nos sostiene y nos conecta con el mundo.




 
 
 

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